El principio del convertidor de par lo aplicó por primera vez Hermann Föttinger en el año 1905, en la construcción naval.
Como el estátor no puede girar en ese sentido ya que se frena con el eje conmutador de entrada y salida de motor y transmisión, esa fuerza se suma a la provocada por la bomba, incrementando el par transmitido por el convertidor.
En la medida en que el aceite cede energía cinética al rodete de turbina, disminuye el resbalamiento.
Por tanto, en la fase de conversión, la rueda directriz actúa haciendo aumentar el par motor.
Al hacerlo, se apoya en la caja del cambio mediante un piñón libre.
Sin embargo, las pérdidas en la transmisión de fuerza siempre repercuten en el funcionamiento económico del vehículo.