El convento fue favorecido con donaciones por la dinastía de Erik.
Por iniciativa de Birger Jarl y otros nobles que decidieron financiarlo, se procedió a su reconstrucción.
Con la llegada de la reforma protestante a Suecia, la propiedad del convento fue confiscada en 1527.
El edificio fue incendiado por las tropas danesas en 1566 durante la Guerra Nórdica de los Siete Años.
Actualmente sólo permanece la iglesia, mientras que el resto del convento se halla en ruinas.