Claude MacDonald, representante británico durante la convención, escogió un arrendamiento de 99 años porque pensó que sería «tan beneficioso como si fuese para siempre».
[6] Algunas tierras sometidas a la convención permanecieron rurales y albergan virtualmente todas las granjas restantes de Hong Kong.
Sin embargo, a medida que los distritos citadinos se han vuelto cada vez más poblados, el Gobierno desarrolló áreas urbanas desde la década de 1950.
Debido al constante aumento de población y a la aglomeración en las ciudades interiores, las ciudades satélite crecieron a tal grado que ahora allí vive la mayor parte de la población.
Esto hizo que devolver solo la tierra arrendada fuese inviable pues dividiría Hong Kong en dos.