Convención de Montreux

Turquía temió entonces que Italia quisiera tratar de aprovechar el libre acceso a través de los Estrechos para expandir su influencia en Anatolia y la región del Mar Negro.

[2]​ Aunque en ese momento Turquía tenía prohibido la fortificación de posiciones en torno a los Estrechos, lo hizo en secreto.

Europa había avanzado hacia la desmilitarización y la supervisión internacional para defender la estabilidad en los Estrechos.

Dos de las potencias internacionales no asistieron: Italia, cuya política expansionista y militarista había motivado la propia conferencia, declinó la asistencia; así como los Estados Unidos.

Turquía, Reino Unido y la Unión Soviética formularon sus propias propuestas, las cuales iba dirigidas a proteger sus intereses.

Los británicos apostaban por la continuidad de un enfoque relativamente restrictivo, mientras que Turquía pretendía retomar el control sobre los Estrechos y los soviéticos propusieron un régimen que garantizada la absoluta libertad de tránsito.

[4]​ Al final los británicos aceptaron algunas de las exigencias, consiguiendo los soviéticos asegurar que los países ribereños del Mar Negro —incluyendo la propia URSS— tuvieran acceso a través de los Estrechos sin las limitaciones que tenían los países no ribereños.

El acuerdo fue ratificado por todos los asistentes a la conferencia en Montreux con la excepción de Alemania, la cual no fue signataria del Tratado de Lausana, y con algunas reservas expresadas por Japón.

Los artículos 2 a 7 se refieren al tránsito de buques civiles.

Los buques militares de países que no sean ribereños del Mar Negro deberán tener un desplazamiento inferior a las 15.000 toneladas.

Aunque repetidamente se menciona que la Convención prohíbe el tránsito de portaaviones por los Estrechos,[8]​ la realidad es que no hay ninguna prohibición explícita a tal respecto.

Bajo el artículo 12, los países ribereños del Mar Negro tienen permitida la navegación de submarinos a través de los Estrechos, bajo la condición de notificación previa y siempre y cuando el tránsito se deba a su recepción por compra y construcción o por reparación fuera del Mar Negro.

[13]​ Aunque la Convención limitaba a los soviéticos la capacidad de mandar una fuerza naval al Mediterráneo –lo cual rebajaba la preocupación del Reino Unido sobre la amenaza soviética a sus líneas de suministro y su esfera de influencia– también aseguraba que las potencias occidentales no podrían hacer uso de los Estrechos para amenazar a la Unión Soviética y su dominio del Mar Negro.

Todas estas limitaciones tuvieron una importante repercusión durante la Segunda Guerra Mundial, impidiendo a las fuerzas del Eje mandar fuerzas a través de los Estrechos hacia el frente oriental.

[16]​ Después de la firma del Pacto Mólotov-Ribbentrop entre la Unión Soviética y la Alemania Nazi, el ministro de asuntos exteriores soviético Viacheslav Mólotov informó a su homólogo alemán que la URSS deseaba tener el control militar de los Estrechos y establecer una base militar en la zona.

[22]​ La seguridad para los buques que navegan a través del Bósforo y los Dardanelos se ha convertido en la mayor preocupación en décadas recientes, a raíz del rápido aumento en el tráfico marítimo mundial.

La nueva regulación adoptada por Turquía provocó cierta controversia con Rusia, Grecia, Chipre, Rumania, Ucrania y Bulgaria, que presentaron objeciones.

Una corbeta antisubmarina de Rusia de la clase Grisha cruzando los Estrechos Turcos . Al ser un país ribereño del Mar Negro , los buques militares de Rusia gozan de menos limitaciones que el resto de naciones según la Convención de Montreux.
El destructor estadounidense USS Truxtun de la clase Arleigh Burke navega por el Bósforo en marzo de 2014. Según la Convención de Montreux, al tratarse de un buque militar de un país no ribereño del Mar Negro, solo puede permanecer en el mismo un máximo de 21 días.
Pesados buques de carga, incluyendo petroleros, se cruzan diariamente con rápidos transbordadores de pasajeros que operan entre las dos orillas del Estrecho del Bósforo .