[2] Entre las denuncias, quejas e inconformidades presentadas por la coalición se encontraban: inconsistencias y errores numéricos en las cifras del conteo ofrecidas por la autoridad electoral, tanto las preliminares como las que luego serían declaradas oficiales; violaciones a las leyes electorales con la intervención de organismos privados en las campañas políticas, algo expresamente prohibido en el código en la materia; la intervención del gobierno federal, encabezada por Vicente Fox, en apoyo al candidato de su partido y en perjuicio de uno de los otros, con utilización recursos públicos; anomalías, presiones e inconsistencias en los conteos finales; rebases de topes de campaña; delitos electorales varios; anulación indebida de votos; controversias respecto al padrón electoral, entre muchos otros hechos e impugnaciones que tendrían lugar en relación con esta polémica elección.
[4] Las elecciones fueron el momento culminante del panorama convulso que venía atravesando el país desde el desafuero y en un entorno de crisis política nacional.
[2][5] En 2003 ocurrió el proceso de renovación de los consejeros electorales del Instituto Federal Electoral (IFE) según ordenaba la ley, dicho proceso fue cuestionado por la oposición representada por los partidos que integrarían la Coalición Por el Bien de Todos: (PRD, PT y Convergencia) al calificar al consejo resultante como “partidista” y ajeno a su naturaleza “ciudadana”, dichos partidos serían excluidos en las decisiones finales sobre la conformación del instituto, cuya estructura quedaría definida por las negociaciones en la cámara de diputados entre las bancadas del PRI y el PAN.
Rodrigo Morales, uno de los nuevos consejeros, al integrarse a su puesto lamentó que no se hubieran conseguido los consensos necesarios para la elección del nuevo consejo del instituto, reconociendo que eso hubiera sido lo mejor.
[6] La integración del consejo propició discusiones álgidas al interior del PRI, dividido entre los liderazgos de Elba Esther Gordillo, coordinadora en la cámara, y Roberto Madrazo, presidente de ese partido.
[7][8] Este desencuentro sería el primer punto de ruptura que tres años más tarde estallaría con la crisis política nacional.
En la misma línea, para la ex consejera Lourdes López la pasividad del IFE frente a Fox y la cúpula empresarial acabó con la capacidad del instituto de dirigir el proceso, así como que el consejero presidente terminó cediendo a muchas presiones.
[…] Una actuación discreta de la autoridad electoral sobre el tema quedan para la historia y el análisis”.
Un promedio de 12 votos más para la colación en las casillas que sí alcanzaron su cobertura y vigilancia.
Un porcentaje atípicamente alto en procesos electorales federales y aun más en una elección presidencial, cuestión a la que algunos atribuyeron el margen notablemente elevado de errores aritméticos en el conteo, sin que se diera una explicación de ningún tipo por parte de la autoridad electoral sobre esas ausencias registradas.
Cerrándose ambos instrumentos con una ventaja para el candidato del PAN que caía en el margen de error estadístico (menor a un punto porcentual).
Sólo mediante una manipulación cibernética en el área informática del IFE dichos comportamientos anormales e improbables pudieron suceder”.
Un funcionario del IFE en Saltillo, Coahuila, el día de los cómputos distritales, dimitió a su cargo aduciendo que sus superiores le habían ordenado introducir en el ordenador solamente resultados favorables a Calderón.
[26] La coalición ubicó 72 mil casillas en donde se presentaban inconsistencias de diverso tipo.
[26] Un estudio conjunto elaborado por Octavio Rodríguez Araujo y Luis Javier Garrido mostró que fueron 8,428 las casillas con graves inconsistencias, lo que de acuerdo a la ley y a la jurisprudencia ameritaba su nulidad.
En ella Gordillo informaba que la candidatura del PRI iba rezagada en un tercer lugar, le exhortaba a “vender lo que tenga” con Felipe Calderón y a decantar la maquinaria gubernamental de su estado para favorecer al PAN en las elecciones.
[30] Después Gordillo reconocería haber sostenido conversaciones del mismo tipo con todos los gobernadores del país durante el 2 de julio, para “negociar” y operar políticamente el resultado de la elección.
El represente del PRD ante el IFE, Horacio Duarte, señaló que: “Si los magistrados del TEPJF tuvieran las agallas y decidieran anular las casillas donde se encontraron más votos que votantes o menos sufragios que boletas, el candidato de la coalición (...) tendría una diferencia de 420 mil votos a favor”.
[38] El periodista y escritor Miguel Ángel Granados Chapa valoraba en síntesis al proceso electoral de 2006 en los siguientes términos: “Por la magnitud de los errores en el cómputo del conteo y por resultar afectada la certeza de las votaciones se debió anular la elección en la que Felipe Calderón resultó ganador.
En la elección presidencial de 2006 hubo por lo menos 316 mil 539 votos irregulares, cifra superior a los 233 mil 831 sufragios en que consistió oficialmente la ventaja de Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador.
[39] Cuando se le cuestionó por qué no dio esta información en su momento dijo que fue porque “nunca se la pidieron” y porque si lo hubiera hecho habría “dinamitado la vida democrática del país”.
[39][40] Hubo igualmente cuestionamientos jurídicos a ese sentido del fallo, el jurista Juan Antonio Cruz calificó: “El tribunal actuó por decir lo menos, de manera negligente basándose en interpretaciones incorrectas de la Constitución y del derecho.