«Quien no consiga nada con ese autoanálisis puede considerar que carece de la aptitud para analizar enfermos».
[3] Aunque algunos años más tarde a Freud ya no le parecerá suficiente el autoanálisis y postulará la necesidad del psicoanálisis didáctico, lo esencial se mantiene: la única manera de discernir y controlar el fenómeno de la contratransferencia es el análisis del propio analista.
La primera fuente de discusión es la definición misma: Mientras unos se inclinan por una noción ampliada, donde la contratransferencia designa todos los procesos inconscientes que gatilla el analizado en el analista o más aún, todo lo que desde el inconsciente del analista pueda intervenir en la cura, otros autores como Daniel Lagache, proponen un concepto más restringido, donde contratransferencia se referiría específicamente a la reacción del analista frente a la transferencia del paciente.
Para este autor, la contratransferencia es una reacción transferencial del analista ante un paciente, un espejo o contrapieza de la transferencia.
[5] La segunda controversia se refiere a la manera en que deberían manejarse los fenómenos contratransferenciales durante el tratamiento psicoanalítico.