La Constitución de la República romana es un término utilizado por la historiografía para referirse a los poderes del Estado en la Antigua Roma.
Debe tenerse claro que el término se ha usado por analogía con las modernas constituciones, pues los romanos no poseían una Ley de Leyes, sino que sus instituciones principales estaban basadas en la tradición y no estaban codificadas, lo que a lo largo de la historia de Roma produjo grandes alteraciones.
En vez de constituir formas de gobierno como una democracia (como era la antigua Atenas ), una aristocracia (como era la antigua Esparta), o una monarquía (como en la Roma anterior y, en muchos aspectos, después de la República), la constitución romana mezcló estos tres elementos, por lo que se crearon tres ramas separadas del gobierno.
El pueblo de Roma se reunió en asambleas legislativas para aprobar leyes y elegir a los magistrados ejecutivos.
La crisis constitucional comenzó en 133 a. C., como resultado de las luchas entre la aristocracia y el pueblo común.