El nombre hace referencia a lo modesto del armamento utilizado por los rebeldes: apenas cincuenta machetes y dos pistolas.
El plan acordado comenzaba con la liberación de los presos de la ciudad y, con ellos, asaltar el Palacio del virrey, capturando a los altos funcionarios del gobierno y sus fondos.
Para lograr sus propósitos, reunieron 1000 pesos de plata, dos pistolas y unos 50 machetes.
Los conspiradores aparentemente preferían un Congreso, basado en el que recientemente se había establecido en los Estados Unidos.
Todos los conspiradores fueron detenidos y pasaron muchos años en prisión, muriendo algunos de ellos en la cárcel.