La conspiración fue tramada por Roberto di Ridolfi, un banquero italiano que logró viajar entre Bruselas, Roma y Madrid para reunir apoyo sin atraer demasiadas sospechas.
[1] Por ello, accedió a apoyar la denominada Rebelión del Norte, aunque perdió rápidamente el coraje y trató de cancelarla.
[2] Esta rebelión coincidió con otra en Irlanda, encabezada por James Fitzmaurice Fitzgerald y parte de la nobleza católica.
En este caso, la consecuencia sería una Inglaterra unida a la Francia amada por María, un resultado que los españoles temían.
Charles Baillie, mensajero de Ridolfi, fue arrestado en Dover (Inglaterra) por llevar cartas comprometedoras y reveló la existencia del complot bajo tortura.
Ridolfi estaba todavía fuera del país cuando la conspiración fue descubierta y nunca regresó a Inglaterra, convirtiéndose en un senador florentino en 1600.
[14] Isabel temía que al ejecutar a una monarca nombrada divinamente, socavaría su propia posición.