Consejo del Principado
[4] Así la prisión del príncipe fue aprovechada por la oligarquía catalana en su enfrentamiento con el rey.Como ha destacado Jaume Vicens Vives, «era un título que jamás se había atribuido ningún organismo catalán» y «reflejaba el ideal “pactista” propio del jusconstitucionalismo» que defendían la nobleza y el patriciado urbano catalanes.[8][5][9] Según Carme Batlle, era una «auténtica revuelta contra el monarca» ya que la nueva institución se atribuía «funciones de soberanía popular».[7][10] Mientras el rey despreocupado pasaba las Navidades en Zaragoza ―«el monarca no valoró la iniciativa [de la creación del Consejo del Principado] como se merecía, pensando que la única causa de todo era la prisión del príncipe»―[11], la agitación revolucionaria se extendía por Cataluña.[12][10] En la Capitulación de Vilafranca el rey Juan II se vio obligado a reconocer la autoridad del Consejo del Principado, «extraño organismo», en palabras de Vicens Vives, al que se dotó de enormes poderes administrativos, judiciales y financieros y que sólo respondía ante las Cortes catalanas, convirtiéndose así en una especie de Superdiputadción del General.