Antes de iniciar su carrera como actor se dedicó a estudiar y al boxeo aficionado.
Su primer papel en el cine se remonta a 1941 en la película Oro vil, de Eduardo García Maroto.
Interpretó también Lo que nunca muere (1955), adaptación cinematográfica del popular serial radiofónico de Guillermo Sautier Casaseca y Faustina (1957), de José Luis Sáenz de Heredia, entre otras.
Más tarde se dedicó a las coproducciones y además intervino en varios spaghetti western trabajando junto a Henry Fonda y Claudia Cardinale.
A los 80 años regresó al teatro en Madrid, demostrando su saber hacer en la obra (Doce hombres sin piedad, 2001).