El sector vitivinícola se desarrolla en El Puerto especialmente en la segunda mitad del XIX, gracias a los beneficios acumulados que fue aportando el comercio, la mejora de los transportes y la formación de grandes propiedades.Junto al vino se exportaba aceite, trigo, aguardiente y cítricos.Estas bodegas portuenses siguen un esquema muy parecido: Algunas bodegas destacan por su alto valor arquitectónico, si bien la importancia reside en el conjunto en sí.A lo largo del siglo XX algunas han desaparecido convertidas en viviendas, plazas,etc, aunque todavía varias tienen usos propiamente bodegueros.Otras en su mayor parte están abandonadas, en peligro por la especulación urbanística que pretende su destrucción, si bien en la ciudad hay colectivos que reclaman el respeto al patrimonio histórico e industrial y que se les dote de nuevos usos: servicios sociales, culturales, museos,etc.