Sin embargo la situación no pudo mantenerse y se llegó incluso a la confrontación armada en 1844.
Los más importantes era los corredores o censales, encargados de comprar materias primas en el interior (sobre todo lana) y transportarla hasta los puntos comerciales en las ciudades costeras.
[2] El resultado fue revisado en 1879 y no supuso una solución al problema sino un aplazamiento poco satisfactorio para Marruecos.
A las sesiones, celebradas en Madrid asistieron los representantes de todas las naciones con intereses en Marruecos, participantes con el siguiente detalle:[3] En las primeras reuniones, que comenzaron en junio, pronto aparecieron dos grupos bien diferenciados.
Gran Bretaña por su parte quería evitar cualquier expansión francesa en el Estrecho, pero también española aunque esta fuera un mal menor.