Su reconocimiento como instrumento solista vino recién durante el Romanticismo, con los conciertos de Schumann, Saint-Saëns y Dvořák.
La mayoría de los compositores posteriores a la Segunda Guerra Mundial (Shostakóvich, Ligeti, Britten, Lutoslawski y Penderecki, entre otros) han escrito al menos uno.
A diferencia de instrumentos como el violín, cuyo registro agudo le permite proyectarse fácilmente sobre la orquesta, las notas graves del violonchelo pueden perderse fácilmente cuando se está tocando junto a otros instrumentos.
Por lo anterior, los compositores han debido disminuir deliberadamente los pasajes orquestales cuando el violonchelo solista está tocando en el registro grave.
A continuación se encuentran los conciertos más representativos del repertorio para violonchelo solista.