Concierto para violín (Mendelssohn)

Sin embargo, la obra tardó seis años en completarse y no fue estrenada hasta el año siguiente, en 1845.

Durante este tiempo, Mendelssohn se carteó con regularidad con David, en busca de consejos para el concierto.

Como aspectos distintivos se destacan la entrada inmediata del violín al comienzo y el enlace entre movimientos sin solución de continuidad.

[8]​ Sin embargo, durante este periodo, Mendelssohn se carteó con regularidad con David,[5]​ en busca de consejos para el concierto.

[7]​ El concierto además llama la atención por los largos periodos en los que el solista realiza un mero acompañamiento para la orquesta, como por ejemplo en los arpegios rebotados al principio de la recapitulación.

[7]​ Luego hay una frenética transición cromática[7]​ mientras la música decrece y modula a un segundo tema más tranquilo en sol mayor.

[10]​ Tras una corta coda acaba la exposición del primer movimiento inicial donde la melodía es interpretada por el propio violín solista.

[13]​ Esto sirve como enlace para la recapitulación, donde la melodía inicial es interpretada de nuevo por la orquesta, acompañada por los continuados rebotes arpegiados por parte del solista.

La música alcanza velocidad en la coda, marcada con la indicación presto,[13]​ y el movimiento acaba con una variación del pasaje de la transición cromática.

El movimiento está escrito en forma ternaria y recuerda a las Canciones sin palabras del propio autor.

[7]​ El tercer movimiento está escrito en forma de rondó-sonata[12]​ con un tema inicial que el solista interpreta con velocidad.

La orquesta luego interpreta una variación de la melodía inicial, que continúa con un corto desarrollo en sol mayor.

[6]​ El concierto tuvo un éxito inmediato, con una calurosa acogida el día de su estreno y bien recibido por los críticos contemporáneos.

[10]​ La obra se ha forjado la reputación de ser esencial su dominio para todos los virtuosos del violín.

[17]​ Mendelssohn también escribió un concierto para violín y cuerdas en 1822, cuya primera interpretación tuvo lugar en 1952 por Yehudi Menuhin.

Retrato de Mendelssohn, 1839.
Ferdinand David, el violinista que estrenó el concierto y cuya colaboración fue esencial para la creación de esta obra.
El principio del concierto.
El tema principal del Andante.
El tema inicial del Allegro molto vivace.