Comunidad de aldeas

Cierto es que, en ambos antiguos reinos, las comunidades hunden sus raíces en los antiguos fueros medievales concedidos por los reyes a villas y ciudades, en los que se asignaba a éstas un extenso territorio a su alrededor para poblarlo y extender sobre él y sobre las aldeas allí surgidas cierta jurisdicción concejil.Las comunidades castellanas, entre las que tampoco existe, al parecer, un modelo y una interpretación uniforme, estaban generalmente formadas por un grupo de aldeas y la ciudad o villa que les daba nombre y que siempre las dominó con mayor o menor tiranía.El término comunidad, referido a las cuatro históricas comunidades aragonesas (Daroca, Calatayud, Teruel y Albarracín) no es, sin embargo, sinónimo de agrupación de aldeas o lugares dependientes de un núcleo urbano principal.Por el contrario, las comunidades de Aragón estuvieron integradas por villas y lugares jurídicamente iguales que, en un principio, se unieron frente a la villa que los había gobernado con mayor o menor despotismo durante un determinado tiempo.En ningún momento, las villas, después ciudades, que dieron nombre a las Comunidades (Daroca, Calatayud, Teruel y Albarracín) llegaron a formar parte de ellas.