La que podría considerarse obra maestra del pintor, es una pintura al óleo sobre lienzo, (315 x 226 cm.
Garín pone especial atención en la preparación del lienzo mediante la cola y el óxido de hierro y el uso de entonaciones cálidas en base al ocre, técnica habitual del pintor.
La parte superior del cuadro la ocupa un rompimiento de gloria barroco con numerosos querubines acompañando de manera dinámica a tres ángeles músicos que tocan el laúd, la flauta y el arpa.
En esta ocasión, sin embargo, incluye un ángel tocando el laúd, de espaldas y recortado a contraluz, que introduce profundidad y es de lo más avanzado en sentido barroco que llegase a realizar nunca.
Más interesante resulta la imagen del ángel situado detrás de la santa, en posición de protegerla, que podría representar la figura del Ángel Custodio.