La agrupación buscaba diferenciarse política e ideológicamente tanto de los sectores más izquierdistas como del nacionalismo católico tacuarista.
El CdO tenía una estructura vertical de matriz militar liderada por un conductor elegido en un congreso nacional –que siempre fue Brito Lima-, un Estado Mayor y una división en siete jefaturas funcionales.
Más adelante obtuvo cierta presencia en Catamarca, Chaco, Córdoba, La Rioja, Salta, Santa Fe y La Pampa.
Según afirmó Macchiavello años después, la agrupación que comenzó con cincuenta militantes, superaba los mil hacia 1964 y era la corriente más numerosa de la Juventud Peronista.
Dentro del justicialismo su posición seguía siendo periférica y era vista como una aguerrida facción partidaria con prácticas pendencieras, con cierta capacidad para producir acciones orientadas a la protesta en el espacio público, en tanto la Policía Federal los caracterizaba como “chinoístas”.