Su primer contacto con la vida monástica fue en una peregrinación a la abadía de Montecassino.Bajo su conducción, el monasterio conoció una época de gran esplendor espiritual e intelectual.En tal época escribe a un joven que se prepara para la ordenación: « La mejor de las preparaciones para la ordenación es vivir cada día en el amor, por dondequiera que la obediencia y la Providencia nos ubiquen ».No obstante, la casa irlandesa, establecida en Edermine, no lo deja del todo tranquilo, pues siente mucho la actitud de los jóvene novicios: « ... He intentado ganarlos para la constancia en la oración, pero hasta el momento sin éxito.Ellos oponen la letra del Derecho Canónico al espíritu de la Santa Regla».A pesar de sus esfuerzos y de los apoyos con los que se vio apoyado, este sueño no logró concretarse nunca, y los monjes alemanes retornaron a la Dormición.Junto al cardenal Mercier, su amigo y confidente, en sus últimos años domina espiritualmente el escenario belga e internacional.« A lo largo de toda su vida el beato Columba fue un excepcional director espiritual, que prestó atención especial a la vida interior de los sacerdotes y los religiosos.A un joven que se preparaba para la ordenación le escribió: “La mejor preparación para el sacerdocio es vivir a diario con amor donde la obediencia y la Providencia nos ponen" (Carta del 27 de diciembre de 1915)”.Gracias a Dom Raymond Thibaut, su secretario, la enseñanza oral de Dom Marmion se ha conservado en formato de tres libros: No deben olvidarse sus cerca de 1700 cartas, y un retiro dedicado a religiosas enclaustradas, a quienes predicó en varias ocasiones.