El color del suelo no afecta el comportamiento y uso del suelo; sin embargo, puede indicar su composición y dar pistas sobre las condiciones a las que está sometido.
[1] El suelo puede exhibir una amplia gama de colores: grises, negros, blancos, rojos, marrones, amarillos y verdes.
El color del suelo es producido por los minerales presentes y por el contenido de materia orgánica.
El óxido de manganeso causa un color negro, la glauconita hace que el suelo se vuelva verde y la calcita puede hacer que el suelo en las regiones áridas se vea blanco.
[1] La materia orgánica tiende a oscurecer el color del suelo.