Para lograr esto Augusto Pinochet viaja constantemente a Londres y así visitar e incentivar a los representantes de la empresa británica Royal Ordnance (RO) a asociarse con Fábricas y Maestranzas del Ejército de Chile (FAMAE) con el fin de producir el Cohete Rayo.
Un año antes del inicio de la construcción del cohete se había acabado la guerra entre Irán e Irak y precisamente cuando el acuerdo se firmaba había caído el muro de Berlín, esto provocó un desplome en la demanda de armas y el consiguiente desarme en el hemisferio norte.
Debido a este desarme el mercado mundial se inundó con excedentes de armas de buena calidad y bajos precios que llevó al peor escenario posible.
Los estudios de mercado mostraron que no era rentable continuar con el proyecto, aun así Augusto Pinochet ordenó seguir con el desarrollo.
Esa decisión marcó el final del proyecto puesto que bajo estas circunstancias es lógico pensar porqué clientes potenciales comprarían algo que los propios chilenos dejaron de fabricar, nadie querrá ser el primer cliente y aventurarse con un producto jamás probado en combate.