Los niños de la Sección Infantil son los únicos que llevan la cabeza descubierta.
Fue realizado por el escultor valenciano Francisco Borja y sustituyó en 1903 al anterior, una obra del siglo XIX atribuida a Luis Muñoz.
La talla estaba llamada a servir en las funciones de la Iglesia en el altar y como peana para las procesiones.
La obra realizada en bronce encarnado para la figura y plata para el manto fue encargada al escultor Manuel Giral y al platero Pedro Fuentes que grabó su nombre en la parte trasera del manto.
La peana procesiona a hombros transportada por ocho cofrades y recibe culto en la parroquia de San Felipe.