Club Deportivo América
Sus máximos logros han sido los subcampeonatos del Campeonato Ecuatoriano de Fútbol en 1969 y en 1971.Siempre tuvo la misma característica, ser un equipo de garra; el chico que buscaba tumbar al grande.Pero, tiene una linda historia de jugadores que vistieron su camiseta y dejaron un recuerdo imborrable por su calidad.En la defensa, Patricio “El Pato” Echeverría fue el símbolo del América, comenzó como centrodelantero, luego fue acomodándose en las zonas de marca hasta acoplarse como volante tapón y zaguero central; también, en algunos momentos lo hacía de lateral.“Chucho” Meza, era un defensor de buena ubicación; aceptable técnica, aunque no tenía mayor estatura por lo que su déficit era el juego por arriba.Oyola era atrevido, iba siempre para delante y asfixiaba en la marca, aunque no poseía la potencia requerida para arremeter, que ya en esa época hacían gala, otros laterales como Klinger o el propio Escalante.La historia debe recoger como uno de los jugadores más brillantes, al argentino Horacio Raúl Capiello Merly.Llegó a Ecuador, por Liga de Cuenca en 1978 y marcó 13 goles en aquella temporada, en América hizo 11, cifras insólitas para un defensor.Todos ellos, eran cumplidores, marcadores asfixiantes, no eran los más destacados del país, pero para un equipo aguerrido como América servían mucho.Por izquierda, Julio César Rosero, un lateral de temperamento, buen dominio y excelente remate.En el medio sector, los verdes siempre se han caracterizado por tener jugadores de overol.De ellos, son Collahuazo y Lastra, en los primeros años de los ochenta; en los años setenta, bajo ese concepto cabe recordar a Edgar Cevallos, Carlos Aguirre, quien podía jugar en cualquier puesto del medio sector e incluso de marca punta, tal como lo hizo en el Deportivo Cuenca, varios años después, así como Antonio Pavón.Sin embargo, de la cantera cebollita, surgieron dos grandes jugadores, que merecen atención especial; José y Oswaldo Páez.José, era más dedicado a la marca, no brillaba mucho, metía mucha ficha, pero no era estilizado en el manejo del balón; sin embargo, era un pulmón que ventilaba y oxigenaba en el medio campo.Oswaldo, era enormemente talentoso, dueño de una habilidad digna de resaltar.Era 10 u 8, remataba muy bien, sobre todo en los tiros libres, muy inteligente, ponía pases magistrales, además, por su tamaño y estilo estaba lejos de creerse una estrella, actuaba como un verdadero obrero.Por ese mismo tiempo, surgieron otros dos jugadores, que poseían mucha habilidad, pero en cambio se quedaron en el camino, pintaban para más: Raúl Corella, a quien en sus inicios muchos apuntaban a igualarlo con Voltaire Villafuerte y Suber Carrera, al que se lo aplaudía por su velocidad y manejo de pelota, pero sin lograr consolidarse.Pero, si en América jugaban obreros, tampoco estuvo desprovisto de estrellas, tanto nacionales como internacionales.Siempre se ha dicho que “Los Cebollitas” fueron utilizados en una operación triangular provocada por los canarios para llevarse a Bolaños, sin negociarlo con Emelec.Aparte de Liga había actuado en Deportivo Quito, El Nacional y U.Le faltaba solamente, América y Aucas, para rotar por todos los equipos de AFNA.En 1968 llega otro uruguayo con gol llamado José Puente quien poco tiempo después se fue por desavenencias económicas.Pero ese mismo año, llega un colombiano que hizo historia en el América; Migdonio Aguirre pilar en las maravillosas campañas de 1969 y 1971.En 1969 tiene una magnífica actuación y se convierte en el goleador de su equipo; mostrando en todo su esplendor las características de jugador batallador, técnico y oportuno, gran cabeceador, consiguió muchos con su testa, picador constante, demolía a los defensores rivales con su accionar dinámico.Sin embargo, el cambio de camiseta se dio pero no pudo reeditar sus actuaciones pasadas.En 1972 se incorpora al equipo, el argentino Juan Carlos “Mono” Ruiz, un puntero izquierdo o centrodelantero de mucho gol.Luego, en 1974 en la serie B, los cebollitas arman una trilogía ofensiva de uruguayos, realmente temible, que permite al equipo llegar de inmediato a la A y jugar además una gran temporada en 1975: Juan “Poroto” Britos, Ángel Marín y Robinson Retamar.Era el típico jugador gaucho, cabello rubio; metía en cada partido fibra, aguerrido, buen dominio del balón, sin ser un exquisito, muy despierto cuando pisaba las 18 yardas, simplemente, no perdonaba cuando tenía la opción de gol.Su apelativo en Ecuador fue “Samañon” y se convirtió en el gran líder del equipo, en aquel torneo en que América estuvo muy cerca de volver a Copa, quedando en tercer lugar y él como goleador del certamen con 26 goles.