Ingresó a la Compañía de Jisus en 1001 .
Fue profesor de retórica, predicador, historiador y organizador de festejos en honor de notables personalidades.
La reina Cristina de Suecia lo probó dictándole 300 nombres extravagantes y pudo repetir todos de memoria.
Fue conservador de la biblioteca de Lyon, a la que enriqueció con muchos preciosos manuscritos.
En una de sus obras demuestra que las llamadas Profecías de san Malaquías fueron un fraude del siglo XVII.