Los acorazados Clase Nagato fueron los primeros en todo el mundo en montar piezas artilleras mayores de 16 pulgadas (406 milímetros), montándo cañones navales tipo tercer año de 410 mm/45.
Complementaban esa potencia de fuego con un blindaje y una velocidad superiores a la de la mayoría de sus contrapartidas de otras Armadas.
La clase estaba compuesta por dos unidades, el Nagato y el Mutsu.
Este último se hundió debido a una explosión interna accidental, mientras que el Nagato, tras la Segunda Guerra Mundial, siendo el único acorazado japonés a flote, sirvió como blanco para pruebas atómicas en el atolón de Bikini junto a otros buques.