Es venerada como beata por la Iglesia católica, y su memoria litúrgica se celebra el 10 de febrero.
Sin embargo ella murió, y Onosdeo, al enviudar se volvió a casar con una viuda.
[1] El hijo de dicha mujer se desposó con Clara, siendo ella muy joven aún, pero el matrimonio terminó con la muerte del joven, quién le heredó a Clara su inmensa fortuna.
[1] Al día siguiente regresó a la iglesia donde se integró al servicio a los pobres y comenzó con una vida de miseria y privaciones.
Tenía éxtasis y revelaciones constantes,[2] producto de sus oraciones diarias.