Con la pubertad, su vello facial se desarrolló más de lo habitual en una mujer y tuvo que afeitarse con regularidad.
Su marido la respaldó y apostó la respetable cantidad de 500 francos, lo que atrajo numerosos curiosos a su café.
En ellas se la muestra en carruaje, paseando a su perro o leyendo el periódico, de manera coqueta con vestidos muy femeninos.
Después de la guerra, la pareja adoptó a una huérfana, Fernande, y abrieron una mercería en Plombières-les-Bains.
Recibió una oferta del Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus, para unirse a él por tres millones de francos, pero se negó.