Poco a poco van surgiendo nuevos circos, algunos de ellos se instalan en las grandes ciudades, en calles concurridas como el Regent Street de Londres, con sesiones que llegaban a alcanzar las 10 horas diarias.
A principios del siglo XX se hace difícil encontrar shows de estas características y uno de los entrenadores más populares es Hans Mathes, que utiliza pulgas vivas y las exhibe anualmente en el concurrido festival Oktoberfest de Múnich.
Debido a su diminuto tamaño, las pulgas siempre han sido un elemento perfecto para anunciar pequeños engranajes de relojería o trabajos artesanos de orfebrería.
Grandes del cine han inmortalizado los diminutos circos, entre ellos Orson Welles, Charles Chaplin y Oliver Hardy.
Muchas películas hacen referencia a estos circos: En los spots de televisión, grandes marcas como PlayStation o Hewlett-Packard han hecho sus campañas publicitarias en torno a los circos de pulgas.