Aun así, utilizada a menudo, esta técnica tiene el efecto de producir un texto cifrado más grande (típicamente 4 a 6 dígitos son requeridos para cifrar cada letra o sílaba) y aumenta el tiempo y el esfuerzo requeridos para decodificar el mensaje.
Un libro de código convencional, si es descubierto por las autoridades locales, instantáneamente incrimina a su dueño como espía y da a las autoridades la posibilidad de descifrar el código y enviar mensajes falsos para detectar al agente.
Por otro lado un libro, si es escogido cuidadosamente para cuadrar con la historia de tapadera del espía, como una novela, parece inocuo.
Esto puede dar pistas importantes al criptoanalista a no ser que el mensaje esté supercodificado.
Esencialmente, el código generado mediante «cifrado por libro» se asemeja al generado mediante cualquier otro código, pero uno en que el problema de preparar y distribuir el libro de claves ha sido eliminado al utilizar un texto ya existente.
Aun así esto significa, así como puede ser atacado por todos los medios habituales empleados contra otros códigos o cifras, las soluciones parciales pueden ayudar al criptoanalista para adivinar otras palabras codificadas, o incluso para romper el código por completo si logra identificar el texto clave.