José Eduardo Pastor, alias Chuenga, fue un vendedor ambulante que llegó a convertirse en conspicuo habitante de Buenos Aires.
El producto que vendía Chuenga allí donde iba consistía en unos caramelos artesanales, envueltos generosamente en papel, y que entregaba a puñados por una cantidad accesible de dinero.
Gracias a su personalidad y atuendo extravagantes llegó a ser tan popular durante las décadas de 1930 al 1960, que distintos creadores utilizaron su figura como parte de sus trabajos.
Por ejemplo, en la revista ya desaparecida Mundo Argentino siempre aparecía en alguna de las viñetas cómicas dibujadas por Héctor Tomás Rodríguez como personaje secundario, de fondo, vendiendo sus golosinas al grito característico.
[1] También ha sido mencionado en distintas letras de tango y en poesía lunfarda.