Fue entonces cuando entró en contacto con el futurismo italiano, que le marcó profundamente.
[2] Poco después se sumó al vorticismo, un movimiento fundado en 1914 por Wyndham Lewis con la intención de revigorizar el arte británico y rivalizar con el futurismo, el cubismo y el expresionismo.
[2] En estas obras mostró una sensibilidad para los efectos luminosos que recuerda la de Gino Severini, como se aprecia en su Concha estrellada (1916, Tate Gallery, Londres).
[5] En 1915 participó en la primera y única exposición vorticista en la Galería Doré de Londres.
[6] Tras la Gran Guerra renunció al futurismo y su obra se volvió más convencional.