Christopher McCandless

[5]​ Jon Krakauer escribió un libro sobre su vida titulado Into the Wild en 1996, que inspiró en 2007 la película homónima dirigida por Sean Penn y protagonizada por Emile Hirsch.

[11]​[12]​ Su infancia fue un poco complicada, ya que sus padres discutían y peleaban ante Christopher y su hermana con bastante frecuencia e incluso llegaron a plantearse el divorcio, poniendo a los chicos en la tesitura de elegir con quien querían vivir.

En su primer año en la universidad, se le ofreció pertenecer a la prestigiosa fraternidad Phi Beta Kappa, pero él lo rechazó argumentando que "los honores y los títulos son irrelevantes" (citado de Into the Wild)[15]​.

Alternó estos períodos de trabajo relativamente fijo y gran contacto con la gente con otros periodos en los que estuvo sin dinero y sin ningún contacto humano, incluso teniendo que luchar a veces por la comida[21]​.

Sobrevivió a varios peligros durante estos periodos de vida salvaje.

[11]​[16]​ Durante años, McCandless había soñado con una "Odisea de Alaska" como él la llamaba[24]​.

En abril de 1992 viajó en autostop por todo el Territorio del Yukón hasta Fairbanks, Alaska.

Gallien se preocupó por 'Alex', pues tenía pocos medios materiales y ninguna experiencia en el duro entorno de Alaska.

[11]​[7]​ Después de recorrer a pie durante varios kilómetros la Stampede Trail, McCandless encontró un autobús abandonado y lo eligió como lugar para asentarse.

Inicialmente, Krakauer sugirió que McCandless podría haber ingerido semillas tóxicas (Hedysarum alpinum) al confundirlas con bayas comestibles.

Exámenes subsiguientes determinaron que el ODAP estaba ciertamente presente en las semillas.

El autobús abandonado donde McCandless vivió se volvió rápidamente un destino turístico.

[6]​ En octubre de 2007, se difundió una película documental sobre el viaje de McCandless, titulada The Call of the Wild y que fue realizada por el director independiente Ron Lamothe.

[40]​ Según la Guardia Nacional de Alaska, en 2010 y 2019, dos excursionistas murieron ahogados en el río Teklanika mientras intentaban llegar al autobús y en la última década, al menos otras 15 personas tuvieron que ser rescatadas.