Fue apreciada a partir del siglo XX por estar basada en fuentes documentales y no en tradiciones infundadas, como hasta entonces había sido habitual en la literatura histórica; su editor Albano Sorbelli dejó escrito que "abre la serie de los historiadores y cierra la de los cronistas".
[7] Sin embargo en épocas anteriores no tuvo buena acogida, y su publicación tuvo numerosas dificultades: el primer volumen, que cubre hasta el año 1320, estaba compuesto ya en 1586, pero la oposición del Senado de Bolonia retrasó la publicación hasta 1596, alegando el perjuicio que para el honor y la reputación de Bolonia suponían ciertos episodios narrados en el libro, pero caídos en el olvido de la población.
[8] Similares circunstancias se dieron en la publicación del segundo volumen, que salió en 1657 gracias al empeño de Aurelio Agostino Solimani.
La publicación del tercer volumen, cubriendo los años 1425-1509, había sido obstaculizada en 1732 por los cardenales Cornelio Bentivoglio y Prospero Lambertini debido al mal lugar en que quedaba la familia Bentivoglio en el libro.
[9] La disputa, en la que también estuvieron envueltos los cardenales Alberico Archinto y Joaquín Fernández Portocarrero, el papa Benedicto XIV, la Inquisición, la República de Lucca y todos los suscriptores que habían adelantado doce paolos por cada ejemplar, se resolvió cuando el marqués aceptó comprar por 170 zecchini los 1060 ejemplares ya impresos y los mandó destruir, excepto uno que guardó para sí mismo.