Sus primeros años de vida estuvieron marcados por la soledad: su padre estaba haciendo «des affaires» (a menudo desafortunado) en Sudamérica, donde vivía con frecuencia con su esposa y sus dos hijas.
Aquí fue donde, casi por casualidad, el arquitecto Honoré Daumet, entonces famoso, vio sus maravillosos dibujos, y le dijo al patrón de Charles: «Il faut qu’il fasse les Beaux-Arts, je le prends dans ma classe » [Debe hacer que haga las Bellas Artes, lo tomo en mi clase].
En 1880, Charles Girault ganó el primer gran premio de Roma en arquitectura, siendo la prueba final proyectar «Un hospice pour les enfants malades, sur les bords de la Méditerranée» (Un hospicio para los niños enfermos, a las orillas del Mediterráneo).
La autoridad, pero también el conocimiento y la alta cualificación de Girault lo designaron para esta delicada tarea.
Se hizo presentar a Charles Girault y le pidió que construyera en Bruselas la réplica exacta del Petit Palais en París.
Girault argumentó que no podía como artista hacer una copia fiel de sus obras, pero los dos hombres se fueron contentos; el rey tenía muchos planes, y Charles Girault se convirtió en su arquitecto.
Los papeles personales de Charles Girault se conservan en los Archives nationales bajo el epígrafe 285AP2.