Charlemos

Charlemos es un tango de 1940 cuya letra y música pertenecen a Luis Rubistein.

Dice el número y pregunta por Renée a la persona que atiende que, sabremos unos versos más adelante, cuando se refiera a “ella y él”, es una mujer.

Si del hombre no se conoce nada aparte de su soledad, de la mujer que atiende del otro lado, tampoco se sabe otra cosa salvo que ha aceptado escucharlo.

A esta altura Adet se interroga: La última estrofa contiene un interesante y poético juego de palabras: ella le propone “verse”, lo que en el habla coloquial significa “encontrarse” y el poeta dilata el final introduciendo una nota de suspenso: “No puedo... no puedo verla... es doloroso lo sé...” que hace suponer al oyente que algún motivo personal impide la cita; entonces el último verso informa que la imposibilidad de verla no es la de acudir a la cita sino que proviene de su ceguera... “¡Cómo quisiera quererla!/ Soy ciego...perdóneme”.

Aquí Adet vuelve a interrogarse: Julio Nudler hace referencia al contexto político, señala que en 1940 los nazis y la propaganda antisemita rechazaban y discriminaban a los judíos, y opina que Rubistein, hijo de judíos rusos, es probable que ha querido “Soy judío...