En la actualidad, en México, los chaneques son espíritus traviesos, con aspecto de niños, que esconden cosas y se le aparecen a la gente distrayéndolos para hacerles perder el camino o desaparecerlos.En la región de Los Tuxtlas, el término chaneque se refiere a dos grupos de entidades asociadas al bien y al mal, subordinadas al mando del Chane o Chaneco, dios de la tierra y del agua, quien reside en el talogan, cantaxotalpan o ta'altampa, el mundo subterráneo, donde la naturaleza es pródiga.Los chaneques blancos o buenos aparecen en las zonas y áreas donde están asentados los hombres, mientras los chaneques negros o malos se encuentran en lugares apartados y no perturbados por la actividad humana.[1] Tienen la capacidad de ocasionar enfermedades a los seres humanos cuando pasan suavemente su mano por el rostro de alguna persona, aunque la creencia popular atribuye tales padecimientos al "aire" que dejan a su paso.En cambio, los negros ubican sus viviendas en ríos de gran tamaño o en las selvas y tienen por costumbre raptar a los viajeros solitarios o provocarles caídas para robarse su alma, estas almas son colocadas en unas ollas para ser devoradas posteriormente.[1] En las zonas de Tabasco y Chiapas en México habitan los chaneques más agresivos.