Alberga un yacimiento arqueológico de un asentamiento de tipo castreño con un marcado carácter estratégico, al que se accede a través de su ladera noroccidental y la Ermita de la Virgen del Castillo, patrona del municipio.
[1] El núcleo está formado por un doble recinto amurallado.
Consta de dos lienzos de mampostería integrados por bloques y lajas de pizarra, cuarcita y esquisos trabados con mortero de cal y arena, y otras veces colocadas «a hueso», cuyo interior se rellena con el mismo tipo de material pétreo, pero sin concertar.
El segundo de los recintos, localizado al interior, aparece bastante deteriorado, dando la sensación de ser más tardío y de estar destinado a proteger la zona más vulnerable del emplazamiento, la denominada acrópolis.
Dentro de este segundo recinto se encuentra una construcción bastante posterior, la Ermita de la Virgen del Castillo, donde anualmente se celebra una romería.