Se cree que este poblado funcionó entre los siglos IV y los inicios del I a. C. La apertura de calles, la construcción de casas y la instalación de las defensas antiaéreas han hecho desaparecer estos restos íberos.Para hacer frente a los bombardeos que sufrió Barcelona a partir del febrero de 1937, las autoridades militares republicanas decidieron instalar una batería antiaérea en la cima del cerro de la Rovira.El sitio donde se colocaron estaba ocupado anteriormente por una finca conocida como Peñasco o El Castell.Una parte de estas precarias viviendas se situaron en los alrededores del cerro de la Rovira en tres enclaves: Raimon Caselles (135 barracas), Francisco Alegre (306) y los Cañones (150).Este último grupo aprovechó las construcciones de las baterías.