[3] Pertenecía a la "Hermandad de las Marismas", de la que dependían las Cofradías de Mareantes, que adquirieron gran preponderancia en los siglos XIII y XIV, y que se regían por un reglamento, común a todos los pueblos del Cantábrico.
Al ser esta capilla reconvertida en el siglo XIX en polvorín, la cofradía de los mareantes se trasladó a la capilla de La Soledad.
En el siglo XVII fue levantada una batería militar, para proteger la costa gijonesa de los ataques piratas y corsarios.
[4] El cerro fue recuperado por el Ayuntamiento de Gijón en 1982[5] tras la compra de los terrenos militares y musealizado en 1997, por el arquitecto Francisco Pol.
[6]Desde entonces está rodeado por un gran parque que alberga en su interior la escultura Elogio del horizonte, del autor vasco Eduardo Chillida.