Cerler conserva todo el sabor de los típicos pueblos del Valle.
Cuenta con numerosas casas nobles del siglo XVI y con algunas construcciones de épocas anteriores.
Hoy existe una buena carretera que sube desde Benasque, pero hasta la primera mitad del siglo XX para acceder a Cerler, los fundadores de la estación de esquí tenían que subir a pie desde el fondo del valle, debiendo hacer noche en las casas del pueblo.
Este carecía, entre otras muchas cosas, de servicio médico, y en caso de necesidad, los enfermos eran transportados mediante mulas a Benasque.
El pueblo cuenta con todas las facilidades y comodidades para el turismo, acogiendo miles de visitantes cada año.