La palabra cerámica deriva del vocablo griego keramos, cuya raíz sánscrita significa "quemar".
Sin embargo, el uso moderno de este término incluye a todos los materiales inorgánicos no metálicos que se forman por acción del calor (ver sinterización).
Casi siempre se fracturan ante esfuerzos de tensión y presentan poca elasticidad, dado que tienden a ser materiales porosos.
Con los materiales no cristalinos (vidriosos), la fluidez viscosa es la principal causa de la deformación plástica, y también es muy lenta.
Una propiedad importante es el mantenimiento de las propiedades mecánicas a altas temperaturas.
Su gran dureza los hace un material ampliamente utilizado como abrasivo y como puntas cortantes de herramientas.
Algunos materiales cerámicos pueden soportar temperaturas extremadamente altas sin perder su solidez.
Tal vez sea sorprendente que estos materiales puedan ser usados a temperaturas en donde se licúan parcialmente.
Diseñados para esa función, una situación sin sobresaltos requiere un control responsable sobre todos los aspectos de la construcción y uso.
Cuando son combinados con fuerza, permite usarlos en la generación de energía y transmisión.
Aunque la cerámica dieléctrica es inferior frente a otras opciones para la mayoría de los propósitos, generalmente ocupa estos dos dichos muy bien.
Cuando varios gases son pasados a través de una cerámica policristalina, su resistencia eléctrica cambia.
Cuando el campo eléctrico aplicado es alterno, este produce una vibración del piezoeléctrico.
Estos materiales encuentran un rango amplio de aplicaciones, principalmente como sensores —para convertir un movimiento en una señal eléctrica o viceversa—.
El vidrio es formado por cualquiera de los siguientes métodos: soplado, prensado, laminado, estirado, colado o flotado y galvanizado.
Sin embargo, los sistemas a pequeña escala pueden ser realizados mediante técnicas de depósito, en donde los diferentes materiales son introducidos sobre un sustrato, donde se produce la reacción y la cerámica se forma sobre este sustrato.
Con la aplicación de presión y temperatura, el proceso es similar a si no aplicásemos altas temperaturas, pero obtenemos productos más densos y homogéneos a la vez que ahorramos materias primas.
Los principios de los métodos basados en la sinterización son sencillos: Una vez que la materia prima es acondicionada para su procesamiento (hornada), es introducida en el horno, con lo que el proceso de difusión compacta a la materia prima.
Algunas veces, se agregan lubricantes orgánicos durante el proceso para incrementar la densidad.
Dichos motores son factibles en investigaciones de laboratorio, pero las dificultades actuales sobre la manufactura impiden su producción en masa.