Por ejemplo, la Iglesia católica prohibió cientos de libros manteniendo el Index Librorum Prohibitorum, los cuales eran escritos que la Santa Sede creía peligrosos hasta su abolición en 1965.
[1] Así, en la mayor parte de países europeos en el siglo XVI, tanto la iglesia como los gobiernos intentaron regular y controlar la impresión.
Los gobiernos establecieron controles sobre los impresores a lo largo del continente, requiriéndoles licencias para vender y producir libros.
[7] La primera versión del Index Librorum Prohibitorum fue promulgada por el papa Pablo IV en 1559 y sobre ella se fueron realizando revisiones a lo largo de los años para su actualización.
En Arabia Saudí, la policía religiosa previene activamente a la población de hacer proselitismo sobre religiones no islámicas al estar prohibidas.