[5] Las tumbas pertenecen única y exclusivamente a militares ingleses muertos en acción durante la primera guerra carlista.
[6] Sara falleció en San Sebastián en 1837 y su hija había muerto en Santander con anterioridad, a la edad de 22 meses.
Ebsworth ; Courtenay Chadwicke ; Duncan McFarlin; Alférez R. Pheelan ; los soldados Howard, Newman, Gates, Smith…[4] No todos los que están enterrados en este lugar tienen un nombre y apellido, y por ello es posible apreciar mensajes como “a los héroes que sólo Dios conoce”.
Nuestra gratitud velará en eterno reposo”,[4] Las lápidas, después de muchos años, parecen haberse integrado con la propia naturaleza hasta formar parte del mismo Urgull.
Las piedras ahora muestran musgo a su alrededor y cada vez puede verse cómo el color verde del monte ha terminado por abrazar muchas de las sepulturas británicas.