[1] Fue la primera necrópolis del cristianismo ortodoxo en Chile y en Sudamérica.
[3] Para la comunidad rusa residente en Santiago se hacía imperiosa la necesidad de contar con un lugar propio para enterrar a sus muertos, puesto a que para las creencias y tradiciones ortodoxas, los difuntos deben pasar por un ritual funerario especial, ser velados en una capilla de la fe ortodoxa en su interior y enterrados, rechazando otros tipos de tumbas que no sean en la tierra, como también la cremación.
[4] En consecuencia, en 1955 fue creada por inmigrantes rusos la Asociación Pro Cementerios Rusos Ortodoxos Residentes en Chile, la cual adquirió dos terrenos contiguos de media hectárea para la construcción del camposanto.
[5] En sus inicios y siguiendo las disposiciones políticas del Patriarcado de Moscú, el cementerio estaba destinado únicamente para "rusos blancos",[2] es decir, personas pertenecientes a la emigración blanca antibolchevique, siendo posteriormente modificado para personas de cualquier origen político, étnico o nacional que profesen la religión ortodoxa rusa.
[2]Asimismo, soldados de las guerras mundiales, como Vasily Ignatiev y el cosaco Dimitris Frolov, quienes pelearon en la Primera Guerra Mundial y la bailarina Elena Poliakova, entre otros.