Catalina Casanova y Navarro

La familia emigró a Almería en el siglo XVIII donde una rama administraría los bienes del marquesado de los Vélez.

Estableció por su parte asignaciones mensuales destinadas a centros benéficos que atendían principalmente a ancianos, dedicó parte de su patrimonio a la restauración y enriquecimiento de templos católicos en Cuevas de Almanzora, Pulpí, Cantoria y Tíjola, y cedió gratuitamente la finca para la construcción de la estación de Cantoria, situada sobre la línea férrea Murcia-Granada.

[3]​ Fue asimismo condueña de diversas sociedades.

Tras la muerte de su marido, en 1903, fijó definitivamente su residencia en el Palacio de Almanzora, en cuya remodelación había participado desde su adquisición en 1860 y cuyas propiedades administró.

Actualmente los títulos de 4.º marqués de Almanzora y 4.º conde de Algaida son ostentados por José Antonio Abellán y Marichalar, tataranieto de Catalina Casanova y Navarro.