La revista era la continuación ideológica L'Avenç, defendía los ideales regionalistas más extremos así como tendencias literarias modernas.
Por otro lado, Catalònia también promovió, gracias a sus colaboradores Casas Carbó y Pompeu Fabra, un nuevo concepto literario del catalán, por medio de una campaña que denominaron Reforma Lingüística.
Sus colaboradores más importantes fueron: Gabriel Alomar, Emili Guanyavents y Jané, Ignasi Iglesias, Miquel S. Oliver, Joan Pérez-Jorba, Claudi Planas y Fuente, Joan Puig, Alexandre de Riquer, Joaquim Ruyra o Jeroni Zanné.
Tenía un número muy similar de artículos críticos, ensayos, así como el tono agresivo en notas y reseñas respecto a esta publicación.
Así pues, en un principio, Catalònia tenía que ser una herramienta para hacer conocer varios artistas y personajes destacados, así como introducir a salto de mata el pensamiento predominante en Europa, todo pasado por el filtro del eclecticismo propio del modernismo; De Annunzio, Emerson, Nietzsche, Verhaeren, Baudelaire, entre otros autores aparecieron en las páginas de la publicación que nos ocupa.
Esto encuentra su paralelismo con la simultaneidad con la que se defienden las tesis esteticistas decadentes y las vitalistas de un Henrik Ibsen o Friedrich Nietzsche.
M. Siguán dice que en el modernismo se hallan dos actitudes diferentes; "una regeneradora, más militante o social y políticamente preocupada, y una decadentista o simbolista que centra su revuelta en el desarrollo de una nueva estética subversiva".
En cambio, a la segunda etapa ya casi no se publicaron imágenes y es por eso que el apartado desaparece.