Esto supuso un importante desarrollo económico y demográfico para la zona desde el siglo XIX que se vio impulsado sobre todo por el ferrocarril de La Robla inaugurado a principios del siglo XX.
Iniciada en 1900, la actividad minera de Castrejón vivió su esplendor en torno a 1950.
En los años 1930, las minas pasaron a formar parte de Hulleras de San Cebrián y en 1947 a Antracitas San Claudio,[2] nombre que todavía vemos en las ruinas del lavadero de carbón situado junto a las vías del tren.
Se han contemplado distintos futuros posibles para esta cuenca minera, concretamente su reapertura[5] y su restauración y reconversión en complejo turístico,[6] sin éxito aún.
No sólo encontramos en ella la sierra de la Peña o del Brezo, con Peña Redonda como elevación destacada, sino también la tejeda de Tosande en sus inmediaciones, que ya pertenece al parque natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.