[2][3] En otras palabras, estos castillos pertenecían a los reyes de romanos y emperadores del Sacro Imperio mientras reinaban,[4] pero no pasaban en herencia a sus herederos naturales, salvo cuando estos heredaran también el título —o fueran elegidos al cargo— de emperador.
[5] Buena parte de estos castillos se construyeron por orden directa del soberano imperial, aunque muchos otros fueron sencillamente adquiridos a sus propietarios originales, habiendo sido construidos con anterioridad en lugares considerados estratégicos.
Aquello resultó en una brecha que se hacía cada vez mayor entre estos y los demás castellanos, quienes con los años llegarían a formar la burguesía de las ciudades y liderar las rebeliones ciudadanas contra la nobleza.
A su vez, algunos castillos imperiales fueron conquistados por los burgraves, habiendo cambiado por ende de condición y titularidad.
[9] Los Kaiserpfalzen altomedievales se podrían considerar predecesores o incluso una variedad temprana de los castillos imperiales, por servir a los soberanos temporalmente durante sus viajes y campañas, aunque en su mayoría sí eran propiedad del propio emperador y no siempre estaban fuertemente fortificados.