La localidad fue cedida por el rey Jaime I de Aragón en el año 1251 a Guillem de Montcada, pasando más tarde a la familia Centelles.
[1] En 1316, Gilabert prestaba homenaje delante del rey como señor del castillo, concediéndole el rey la autorización para recuperar todas las posesiones y derechos que tenía antaño el castillo.
Se procedió a su reconstrucción y a los largo del siglo XV se instaló en la torre central una nueva capilla, así como un interesante pavimento de Alfardons i manisetes, decorados con el escudo de los Centelles y las leyendas “Cent dol.lors a un plaer” y “Condes vells, baralla nova”, del que se conservan restos en la actualidad.
[4] Las excavaciones han demostrado que el castillo se construyó sobre anteriores construcciones de épocas ibérica y romana.
[2] Actualmente pese a su estado ruinoso, pueden verse parte de las murallas y torres.