Este castillo fue construido como palacio señorial, con formas exteriores de pequeña fortaleza, formado por una planta rectangular con torres circulares en las esquinas que están perfectamente conservadas y que mantienen matacanes circulares coronando los cubos y unos giratones.
Sin embargo, puede apreciarse que para conseguir mayor solidez predominan en la base grandes bloques también en sillarejo.
Su hijo Alonso de Cartagena no heredó el mayorazgo, ya que falleció muy joven.
Los vecinos de esta población tuvieron numerosos problemas con este personaje, puesto que fue el modelo de señor feudal e intolerante que tomaba préstamos forzosos, aumentaba los impuestos y les sometía a servicios humillantes.
La Edad Moderna fue un periodo de prosperidad tanto para la fortaleza como para la localidad.
En 1812 fue abandonado por completo tras un incendio provocado por el guerrillero Santos Padilla, que arrasó con todos muebles, enseres y parte de la estructura del castillo.
La titularidad del castillo y propiedades en la localidad fueron adjudicadas a Elisa Arteche Villabaso.
El proceso de rehabilitación fue ejecutado por fases: en la primera fase se restauró la estructura, la fachada oeste de forma parcial, los techos, las escaleras, algunas ventanas; en esta primera restauración solo se utilizó hormigón armado y se cubrió con una piedra blanca que para nada tenía que ver con la utilizada originalmente en el castillo.
Para restaurar las almenas de sus 4 torres más altas se utilizó la misma piedra blanca.